CÓMO DESHACERSE DE LA IRA
CÓMO DESHACERSE DE LA IRA
El único antídoto para
la ira es la eliminación de la frase interna "Si sólo fueras más
Parecido a mí".
¿Tienes mal genio? Tal vez aceptes la ira como parte
integrante de tu vida, pero ¿reconoces
que de hecho no sirve a ningún fin útil? Quizá justificas tu mal humor diciendo
cosas como "Es muy humano" o "Si no me desahogo expresándolo me
lo guardaré dentro mío y se me convertirá en una úlcera". Pero la ira, el
mal humor es una parte de ti mismo que no te gusta y, casi está de más decirlo,
tampoco le gusta a la demás gente. Y desde luego, mostrar ira no evita ni las
úlceras ni los problemas de corazón. Más bien los agrava.
La ira no es algo "muy humano". No tienes por qué
sentirla, y no sirve a ninguno de los propósitos relacionados con el que tú
seas una persona feliz y realizada. Es una zona errónea, una especie de gripe
psicológica que te incapacita igual que puede hacerlo una enfermedad.
Definamos el término ira. En el sentido que lo usamos en
estas líneas se refiere a una reacción inmovilizante, una reacción que se
experimenta cuando nos falla algo que esperábamos, algo con que contábamos.
Toma la forma de rabia, hostilidad, de agresión contra alguien o incluso de
silencio amenazante. No se trata simplemente de un enfado o irritación. Una vez
más la palabra clave es inmovilidad. La ira es inmovilizante y por lo general
proviene del deseo de que el mundo y la gente sean diferentes a lo que
realmente son.
La ira es una elección y un hábito. Es una reacción
aprendida ante la frustración y a resultas de la cual te comportas como
preferirías no hacerlo. De hecho, algunos dicen que la ira profunda es una
forma de locura. Se es loco cuando no se puede controlar el propio
comportamiento. Así pues, cuando estás enfadado y pierdes el control, sufres
una locura temporal.
La ira no tiene retribuciones ni compensaciones
psicológicas. Tal como la definimos aquí, la ira es debilitante. Físicamente
puede producir hipertensión, úlceras, urticaria, palpitaciones cardíacas,
insomnio, cansancio e incluso enfermedades cardíacas.
Psicológicamente, la ira acaba con las relaciones afectivas;
interfiere con la comunicación; conduce a la culpabilidad y la depresión y en
general interfiere con tu vida. Quizá te sientas escéptico ante esto, puesto
que siempre has oído decir que es más sano expresar la ira que guardarla embotellada dentro de ti. Sí, realmente la
expresión de tu ira es más saludable que su represión. Pero existe una postura
aún más sana: no sentir esa ira en absoluto. En este caso, no tendrás que
enfrentarte con el dilema de si será mejor echarla fuera o guardarla adentro.
Como todas las emociones, la ira es un resultante del
pensamiento. No es algo que simplemente te sucede. Cuando te enfrentas con
circunstancias que no van por donde tú quisieras que vayan, te dices a ti mismo
que las cosas no deberían ser así (frustración) y entonces eliges la
acostumbrada reacción de enfado que sirve a un propósito. (Véase la sección de
retribuciones más adelante en este mismo capítulo.) Y mientras aceptes la ira
como parte de lo que significa ser un ser humano, tendrás razón en aceptarla y
en evitar ocuparte de su eliminación. Sin la menor duda, desfoga tu ira,
desahógate, déjala salir en formas que no sean destructivas (si sigues decidido
a conservarla). Pero empieza a pensar en ti mismo como en alguien que puede
aprender a pensar de manera diferente cuando se siente frustrado, de modo que
la ira inmovilizante pueda ser reemplazada por emociones más gratificantes y
positivas. Lo más posible es que seguirás sintiendo rabia, irritación y
desilusión, ya que el mundo no será nunca como tú quieres que sea. Pero la ira,
esa respuesta emocional tan perjudicial, puede ser eliminada.
Es posible que defiendas el caso de la ira porque te sirve
para conseguir lo que quieres. Bueno, observa la cosa con un poco más de
atención. Si lo que quieres decir es que si levantas la voz o pones cara de
furia te ayudará a evitar que tu hija de dos años juegue en la calle donde
puede hacerse daño, entonces levantar la voz es una estrategia excelente. Sólo
se convierte en ira cuando te sientes realmente perturbado, cuando te acaloras
y aumentan las pulsaciones de tu corazón, cuando arrojas objetos o agredes a
personas y quedas inmovilizado en general por un tiempo, cualquiera que sea. No
dejes de seleccionar estrategias personales que reforzarán el comportamiento
apropiado, pero no aceptes todo el dolor interno que esto puede significar.
Puedes aprender a pensar de esta manera: "El comportamiento de la niña es
peligroso para ella. Quiero hacerla ver que no se tolerará que juegue en la
calle. Levantaré la voz para demostrarle la fuerza de mis sentimientos al
respecto. Pero no me enfadaré".
Considera a una madre típica que no puede realizar este
despliegue controlado de enfado. Se siente constantemente molesta por el mal
comportamiento reiterado de sus hijos. Pareciera como que mientras más se
molesta ella, peor se portan ellos. Los castiga; los manda a su habitación;
grita constantemente y está casi siempre en estado de irritación, como "en
pie de guerra", cuando trata con sus hijos. Su vida como madre es una
batalla. Lo único que sabe es gritar y por las noches se siente destrozada
emocionalmente, agotada al cabo de un día en el campo de batalla.
Entonces ¿por qué se portan así los niños cuando saben cómo
va a reaccionar madre? Porque la ironía de la ira es que nunca logra cambiar a
los demás: sólo consigue intensificar el deseo de la otra persona de controlar
a la persona enfadada. Escucha lo que dirían los niños de quienes ahora hablamos
si pudieran formular sus motivos para portarse mal. "¿Ves lo que hace
enfurecer a mamá? No tienes más que decir esto, o hacer esto otro, y podrás
controlarla haciendo que le de uno de sus ataques. Puede que te tengas que
quedar encerrado en tu habitación unas horas o unos momentos, ¡pero mira lo que
consigues! ¡El total dominio emocional de su persona y a precio tan bajo! Ya
que tenemos tan poco poder sobre ella, hagamos esto más a menudo y veremos cómo
se enloquece con nuestro comportamiento."
La ira, cuando se usa en cualquier tipo de relación, impulsa
a la otra persona a que siga actuando como lo ha hecho hasta ahora. Si bien el
provocador aparenta estar asustado, por otro lado sabe muy bien que puede
enfadar a la otra persona cuando quiera, y de esa manera ejercer sobre ella el
mismo tipo de autoridad vengativa que cree tener el iracundo. Cada vez que
eliges enfadarte debido al comportamiento de otra persona, la estás privando de
su derecho de ser lo que ella escoja. Dentro de tu cabeza está tu frase neurótica:
"¿Por qué no eres más parecido a mí? Entonces te querría y me gustarías en
vez de enfadarme". Pero los demás no serán nunca como tú quieres que sean,
todo el tiempo por lo menos. Gran parte del tiempo las cosas y la gente serán
distintas a lo que tú quisieras que fueran. Así es el mundo. Y la posibilidad
de cambiarlo es nula. De modo que cada vez que optas por la rabia cuando te
enfrentas con alguien o con algo que no te gusta, optas a la vez por dejarte
herir o inmovilizarte de alguna manera por culpa de la realidad. Ahora bien,
eso es una tontería. Molestarte por cosas que no van a cambiar nunca. En vez de
escoger la ira, puedes empezar a pensar en los demás como en seres que tienen
derecho a ser diferentes a lo que tú quisieras que fueran. Puede que no te
guste que así sea, pero no tienes por qué enfadarte por ello. La ira sólo los
alentará a seguir siendo como son y te provocará todas las tensiones físicas y
las torturas mentales que describimos antes. La elección está en tus manos
realmente. La ira o un nuevo enfoque que te ayude a eliminar la necesidad de la
ira. Quizá te ves a ti mismo en el campo contrario, esto es, alguien que siente
mucha rabia, pero que nunca ha tenido el valor de expresarla. Te la guardas y
nunca dices nada, trabajándote esas dolorosas úlceras y viviendo tus momentos
presentes con gran cantidad de ansiedad. En realidad no eres la otra cara de la
persona que chilla y despotrica. Tienes las mismas frases en tu cabeza respecto
a la gente y las cosas, que deberían ser como tú quieres. Si lo fueran, ése es
tu razonamiento, no sentirías rabia, no te enfadarías. Ésta es una lógica
equivocada y el secreto para deshacerte de tus tensiones radica en destruirla.
Aunque quieras aprender a expresar tu furia contenida en vez de guardártela, la
meta final debe ser aprender a pensar en forma diferente para no crear esa
furia. Pensamientos internos como éste: "Si él quiere hacer el tonto, yo
no voy a elegir molestarme por ello. Es él, no yo, el que se comporta de esa
manera estúpida". O, "Las cosas no funcionan como yo creo que
deberían hacerlo. Y aunque no me gusta, no voy a dejarme inmovilizar por
ello". Aprender a expresar tu ira con valentía por medio de nuevas formas
de comportamiento como las que hemos tratado en este libro, será un buen primer
paso. Luego, pensar de forma diferente que te ayude a trasladarte del
compartimento externo de tu salud mental al interno. El rehusar apoderarte del
comportamiento de cualquier otra persona es el último paso, el objetivo final.
Puedes aprender a evitar que el comportamiento y las ideas
de otra gente tengan el poder de perturbarte y molestarte. Al tener una buena
opinión de ti mismo y negarte a que te controlen los demás, no te perjudicará
ni lastimará la ira.
LOS MUCHOS ROSTROS DE LA IRA
Ahora que has visto algunas de las ocasiones en las que
puedes escoger la ira, miremos algunas de las formas que toma la ira. La
agresión verbal o el ridiculizar a tu cónyuge, hijos, seres queridos o amigos.
- Violencia física, pegar, patear, golpear objetos o gente.
Este comportamiento cuando es llevado a máximo extremo conduce a los crímenes
de violencia que se cometen casi siempre bajo la influencia de una rabia
inmovilizante. No se cometen crímenes y asaltos a menos que se escontrolen las emociones y la ira produzca
una locura temporal. Puede resultar peligroso creer que la ira es normal o
suscribirse a las escuelas psicológicas que impulsan a tomar contacto con la
rabia y a desahogarse dejándola salir. Igualmente, la televisión, el cine y los
libros que vulgarizan la ira y la violencia y las presentan como
comportamientos normales perjudican tanto al individuo como a la sociedad.
- Decir cosas como "Él me enfurece" o
"realmente tú me das mucha rabia,". En estos casos, tú optas por
permitir que el comportamiento de otra persona te haga infeliz.
- Usar frases como "lo mato", "lo
deshago" o "hay que destruir a la oposición". Puede que pienses
que ésos son sólo decires, expresiones, pero en realidad lo que hacen es
alentar la violencia y la ira y hacerla aceptable hasta en una competición
amistosa.
- Pataletas de rabia. Ésta no es sólo una manera muy común
de expresar la ira sino que a menudo sirve para que el rabioso consiga lo que
quiere.
- El sarcasmo, el ridículo y el tratamiento del silencio.
Estas expresiones de ira pueden ser tan perjudiciales y dañinas como la
violencia física.
Si bien la lista de los posibles comportamientos iracundos
podría seguir eternamente, los ejemplos que acabamos de citar son algunos de
los más usuales cuando la ira aflora en esta zona errónea.
EL SISTEMA DE RETRIBUCIONES QUE TÚ HAS CONSTRUIDO PARA
ESCOGER
LA IRA
A fin de aplacar tu mal genio, lo más efectivo es empezar a
percibir las razones que se tienen para usarlo. He aquí algunas de las
motivaciones psicológicas para mantener en funcionamiento ese mal genio:
- Cuando se te hace difícil controlarte, te sientes
frustrado o derrotado, te es posible usar la rabia para trasladar la
responsabilidad de lo que sientes a otra persona u otro suceso en vez de
dominar tus propios sentimientos.
- Puedes utilizar la ira para manipular a los que te tienen
miedo.
Esto es especialmente efectivo con los que son más jóvenes o
más pequeños, física o psicológicamente.
- Los accesos de ira atraen la atención de los demás y así
logras sentirte importante y poderoso.
- La ira es una excusa muy cómoda. Puedes volverte loco
-temporalmente- y luego disculparte diciendo: "No pude evitarlo,".
Así puedes exonerar tu comportamiento con una lógica de descontrol.
- Consigues lo que quieres porque los demás prefieren aplacarte
que tener que tolerar tus rabietas y ataques de ira.
- Si le tienes miedo al amor o a la intimidad, puedes
enfadarte por algo y evitar de ese modo el riesgo de compartir algo
emocionalmente.
- Puedes manipular a los demás por medio de la culpa haciendo
que se pregunten: "¿Qué hice yo para que se enfade de esta manera?,.
Cuando los demás se sienten culpables, tú eres poderoso.
- Puedes bloquear la comunicación cuando te sientes
amenazado porque alguien es más hábil que tú. Usas la rabia para evitar el
riesgo de quedar en inferioridad de condiciones.
- No tienes que ocuparte de ti mismo cuando estás enfadado.
De ese modo puedes usar tus momentos presentes de una manera muy fácil al estar
furioso y evitar hacer lo que sea necesario para mejorarte a ti mismo.
Utilizas la ira para desahogarte.
- Puedes sumirte en una profunda compasión de ti mismo
después de un ataque de rabia, compadecerte de ti mismo porque nadie te
comprende.
- Puedes evitar pensar con lucidez por el mero hecho de
enfadarte.
Todo el mundo sabe que no puedes pensar claramente en esos
momentos. Así que ¿por qué no echar mano de la vieja ira cuando quieres evitar
el pensar con rectitud y claridad?
- Puedes usarla como excusa por un fracaso o por tu falta de
capacidad. Incluso puedes llegar a evitar que los demás te ganen debido al
miedo que inspiran tus accesos de mal humor.
- Puedes utilizar la rabia como excusa diciendo que la
necesitas para poder realizar algún trabajo específico, pero en realidad la ira
es un comportamiento inmovilizador y no ayuda a trabajar bien.
- Al decir que la ira es humana, tienes a mano la
justificación para tu comportamiento: "Yo soy un ser humano y así
funcionan los seres humanos".
ALGUNOS PROYECTOS QUE PUEDEN SERVIR PARA REEMPLAZAR LA IRA
La ira se puede eliminar. Para ello es necesario pensar de
distinta manera y se puede lograr culpándose de un solo momento presente a la
vez.
Cuando te tienes que enfrentar con gentes o hechos que
provocan tu ira o te instan a escoger la ira, ten conciencia de lo que te dices
a ti mismo, y entonces trata de elaborar frases nuevas que provocarán nuevas
sensaciones y un comportamiento más productivo. He aquí algunas estrategias
específicas para combatir la ira.
- Lo primero y más importante es tomar contacto con tus
propios pensamientos en el momento mismo en que te enfadas; entonces debes
recordar que no tienes que actuar así simplemente porque siempre lo has hecho.
Lo más importante es estar alerta al respecto.
- Tratar de postergar la ira, dejarla para luego. Si tu
reacción normal ante algo es de enfadarte, trata de postergar esa ira durante
quince segundos y luego explota como sueles hacerlo. La próxima vez trata de
postergarla treinta segundos y sigue alargando los intervalos. Cuando empieces
a ver que puedes postergar la ira, te darás cuenta que has aprendido a
controlarla.
Postergarla significa controlarla y con mucha práctica la
eliminarás por completo.
- Cuando tratas de utilizar la ira en forma constructiva
para enseñarle algo a un niño, prueba de hacer como si estuvieses enfadado.
Levanta la voz y frunce el ceño, pero no sientas todo el
dolor físico y psicológico que acompaña a la ira.
- No trates de engañarte a ti mismo diciéndote que disfrutas
de algo que en realidad te es desagradable. Algo puede desagradarte sin que por
ello te tengas que enfadar.
- Trata de acordarte en el momento en que te enfades que los
demás tienen derecho a ser lo que escogen ser, que tu exigencia de que sean
diferentes sólo logra prolongar tu ira.
Trabaja para lograr permitirle a los demás el derecho a sus
propias elecciones así como insiste en tu propio derecho a la libre elección.
- Pídele a alguna persona de confianza que te ayude. Pídele
que te avise cuando estés enfadado ya sea verbalmente o con alguna señal
convenida. Cuando recibas esta señal piensa en lo que estás haciendo y luego
prueba de usar la estrategia de la postergación.
- Escribe en una hoja tu comportamiento de ira y apunta
exactamente el día, hora y lugar del incidente en el que escogiste enfadarte.
Sé muy exacto y cumplido en tus anotaciones; oblígate a apuntar todas las veces
que has reaccionado con rabia. Pronto descubrirás, si persistes, que el mero
hecho de tener que anotar el incidente servirá para persuadirte a escoger la
ira con menos frecuencia.
- Trata de estar cerca físicamente de algún ser querido en
el momento en que sientas rabia. Una de las maneras de neutralizar tu
hostilidad es cogerte de las manos de alguien, a pesar de tu inclinación en
contra, y sigue asido a esas manos hasta que hayas expresado lo que sientes y
disipado tu ira.
- Habla con las personas que son los blancos más comunes de
tu ira en un momento en que no estés enfadado. Comparte con el otro las
actividades más te despiertan ira, y pensada alguna manera por medio de la cual
puedes comunicar tus sentimientos sin tener que recurrir a un comportamiento
debilitante como es el de la ira. Quizás una notita por escrito, un mensaje o
una caminata para serenarse podrían dar resultado si antes se llega a un
acuerdo al respecto. Al cabo de unos cuantos paseos para serenarte, empezarás a
ver lo insensato que es dejarse llevar por el mal genio.
- Aplaca tu ira durante los primeros segundos clasificando
lo que sientes y lo que crees que siente tu compañero también. Los primeros
diez segundos son cruciales. Si logras sobrepasarlos verás a menudo que la
rabia se ha desvanecido por sí sola.
- Ten conciencia de que muchas de las cosas en las que crees
serán desaprobadas por la gente que tienes cerca. Si esperas que gran parte de
la gente esté en desacuerdo contigo, verás que no escoges la ira, porque ya
cuentas con que no estén de acuerdo contigo - Trata de no esperar demasiado de
los demás, y de ACEPTARLOS TAL Y COMO SON.
- Anímate a ti mismo. Si lo haces, no te sobrecargarás de un
sentimiento que resulta tan destructivo para tu persona.
- Cuando te encuentres en una congestión de tráfico, o una
situación que te resulta molesta, controla el tiempo de sin explotar. Trabaja
para lograr controlarte.
La ira se entromete en nuestro camino. No vale para nada, no
es beneficiosa para nada.